LUPUS E infecciones

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Las pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES) tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades infecciosas que las personas sanas. La enfermedad en sí misma (el propio lupus) y algunos de los medicamentos usados para tratar los brotes de lupus contribuyen a que las defensas naturales contra las infecciones no sean totalmente efectivas, o sean menos potentes de lo esperado. La infección es la segunda causa de hospitalización después de los episodios de actividad o brote del LES.

Tanto la prevención de las infecciones, como su diagnóstico y tratamiento temprano son claves para un mejor pronóstico

Es importante que el paciente sepa cómo prevenir las infecciones y cómo reconocer tempranamente los signos y síntomas que de una infección. Las infecciones que se observan en personas con LES suelen producirse por los mismos gérmenes que atacan a la población general. Sin embargo, estos gérmenes pueden causar una infección más grave, debido a las condiciones predisponentes asociadas a la enfermedad y a los tratamientos inmunosupresores (ciclofosfamida, metotrexate, micofenolato, azatioprina, etc).

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En las personas con LES hay una mayor susceptibilidad a infecciones bacterianas como el neumococo (neumonía/congestión) y la salmonella (diarrea), así como a algunas infecciones virales tales como la gripe o la infección por varicela zoster (también conocida en algunos países como “culebrilla”).

En algunas ocasiones, las personas con LES pueden padecer infecciones a gérmenes o microbios oportunistas, especialmente la tuberculosis.

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Los pacientes con mayor riesgo de sufrir una infección son aquellos que cursan un brote grave, tienen enfermedad renal crónica o reciben dosis altas de medicamentos inmunosupresores

En ocasiones se hace difícil el diagnóstico de una infección, porque los síntomas pueden ser similares a los de un brote de LES. Otras veces el diagnóstico es difícil porque los síntomas propios de la infección están atenuados (disminuidos) por el tratamiento del lupus, pudiendo por ejemplo no presentar fiebre o que sea apenas perceptible.

Los antimaláricos de síntesis como la cloroquina y la hidroxicloroquina son medicamentos capaces de combatir infecciones como la malaria, por eso se los conoce como antimaláricos. Estos medicamentos han mostrado ser protectores frente al desarrollo infecciones en personas con lupus. En raras ocasiones, las personas con LES pueden padecer infecciones a gérmenes oportunistas, especialmente tuberculosis.

Las infecciones son más comunes en las personas con LES que en quienes no tiene la enfermedad

Las personas con LES tienen mayor riesgo de tener infecciones comparadas con personas sanas. Las infecciones, además de ser más frecuentes pueden ser (aunque no siempre) más graves. Esta susceptibilidad para desarrollar infecciones se debe a varias causas. El LES hace que las defensas naturales contra las infecciones estén disminuidas o sean menos potentes de lo normal.

Por otra parte, está el tratamiento del LES con medicamentos que disminuyen la respuesta inmune (fármacos inmunosupresores). Si bien estos medicamentos son necesarios para el control de los brotes, también suelen disminuir la respuesta defensiva contra la infecciones. Esto ocurre especialmente en pacientes que reciben dosis altas y por tiempo prolongado de medicamentos como prednisona, metotrexate, leflunomida, azatioprina, micofenolato, ciclosporina o ciclofosfamida.

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¿Qué partes del cuerpo se ven afectadas más frecuentemente?

Las personas con LES tienen infecciones producidas por los mismos gérmenes (o microorganismos) que las personas sin lupus, así que los órganos y partes del cuerpo con mayor riesgo de infección son los mismos que en la población general. La principal diferencia es que en ocasiones la infección pasa desapercibida o se confunde con síntomas de un brote, lo que retarda el diagnóstico. Debido a que las defensas naturales están disminuidas en algunas personas con LES, en estas personas, las infecciones pueden ser más graves.

Los sitios más frecuentes de infección son:

● El aparato urinario que incluye los riñones (pielonefritis, infección urinaria

   alta) y la vejiga (cistitis, infección urinaria baja).

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● El aparato respiratorio con infecciones en los pulmones (neumonía) y

bronquios (bronquitis).

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● La piel (celulitis, herpes zoster o “culebrilla”).

● El aparato digestivo con infecciones en el estómago e intestinos (gastro-

enteritis, enterocolitis).

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● En genitales comúnmente se ve afectada la vagina (vaginitis).

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Síntomas de alerta

El principal síntoma que sugiere la existencia de una infección es la fiebre

 La fiebre, sin embargo, puede en ocasiones ser producida por el propio LES o inclusive puede no existir fiebre en presencia de una infección, situación más frecuente en aquellas personas en tratamiento con inmunosupresores.

Además de la fiebre, hay otros síntomas de alerta que deben motivar la consulta con el médico:

● Falta de aire, dificultad para respirar.
● Dolor en el pecho al respirar profundo o toser.
● Tos, expectoración (flemas).
● Dolor en la espalda baja, dolor en la parte baja del abdomen o vientre, que aumenta al orinar.
● Molestia o ardor al orinar, presencia de sangre en la orina, orina turbia, quedarse con sensación de que necesita seguir orinando.
● Hinchazón o dolor en la piel acompañado de cambio de color o de aumento de la temperatura en la zona afectada.
● Presencia de múltiples ampollas pequeñas (vesículas) que producen ardor o dolor sobre la piel afectada.
● Diarrea (materias fecales líquidas o de menor consistencia), dolor abdominal tipo retortijón o cólico, sangre en las materias fecales.
● Flujo vaginal.

Consejos de cuidado y manejo

Consulta a tu doctor siempre que presentes:

● Fiebre
● Tos, expectoración (flemas), falta de aire o dificultad para respirar
● Dolor o ardor al orinar
● Dolor en el pecho o espalda  al respirar o toser
● Diarrea, dolor abdominal tipo retortijón o cólico
● Enrojecimiento, hinchazón o aumento de temperatura de la piel
● Aparición de ampollas, picazón o dolor en la piel

Frente a una infección, tu médico debe decidir el tipo de tratamiento y la duración del mismo.

Debes evitar estar en contacto con personas con fiebre o que estén cursando una infección.

Pregunta a tu médico qué vacunas debes recibir.


Preguntas frecuentes

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¿Puedo tener una infección y no tener fiebre?

Sí, es posible. Habitualmente la presencia de una infección se manifiesta con fiebre junto a síntomas del órgano afectado. Sin embargo, en pacientes con LES, la propia enfermedad o los medicamentos usados en el control de la enfermedad (inmunodepresores), pueden favorecer que las infecciones pasen desapercibidas e incluso sin fiebre.

¿Cuáles son los síntomas que deben alertarme de una posible infección?

La fiebre es la principal manifestación de la presencia de una infección. Sumado a la fiebre se debe estar alerta de la presencia de: tos, flemas, expectoración, dolor en el pecho con la respiración profunda o la tos, dolor o ardor al orinar, sangre en la orina, dolor en la parte baja de la espalda o en la parte baja del abdomen (vientre), diarrea, dolor abdominal tipo retortijón o cólico, sangre en la materia fecal, enrojecimiento o hinchazón de la piel, presencia de ampollas (vesículas) con intensa picazón o dolor en la piel afectada.

¿Para el tratamiento de la infección debo ser hospitalizado?

Esto varía según cada paciente. Si la infección no tiene mayor riesgo, puede tratarse con medicamentos por vía oral en casa. En caso que el LES se encuentre en actividad, la infección sea extensa o de gravedad, el médico deberá evaluar de cerca al paciente y administrar tratamientos intravenosos en el centro de salud u hospital.